Kevin Mitnick decidió adentrarse por ‘curiosidad’ en el sistema cibernético jamás pensó que esto, a los 16 años, cambiaria el curso de su vida. Desde ese momento, en el que dicen que no llegó a alterar siquiera sus notas, se convirtió en uno de los ‘hackers’ más temidos del planeta. Debido a su capacidad para vulnerar sistemas de seguridad informática, al tiempo que burlaba a las autoridades norteamericanas que lo buscaban, fue catalogado por la prensa anglosajona como el ‘hacker más famoso del mundo’.
En 1995, tras sumar a su expediente violaciones a las redes del FBI y a marcas como Motorola y Apple, fue capturado en el estado de Carolina del Norte.
A pesar de considerarse simplemente un “adicto a las computadoras”, permaneció en prisión hasta el comienzo del nuevo milenio, cuando fue liberado en medio de todo un movimiento social a su favor bajo la bandera “Free Kevin”.
Actualmente, tiene su propia firma de seguridad y, aunque a algunos les cueste digerirlo, sigue siendo un ‘hacker’.
Sobre sus inicios en la vulneración de sistemas, el propio Mitnick dice en su página web que se debió a su “valentía para obtener acceso no autorizado a cierta información confidencial”. Con el tiempo, esa “valentía” se fue solidificando al punto de que se dedicó por completo a oficiar como un ‘hacker’. Los periódicos estadounidenses registraron con cierto temor sus incursiones en redes estatales y privadas a mediados de los ochenta. Se referían a él con los sobrenombres del ‘Chacal de la Red’ o el ‘Cóndor’
A sus 31 años, fue condenado por las autoridades federales en Los Ángeles, California, “por robar programas informáticos y entrar en redes corporativas”.
En ese entonces, se dice que fue sentenciado a un año de cárcel. Luego, acusado de piratear la centenaria firma de telefonía Pacific Bell, le impusieron otra orden de arresto. Para evadirla, según cuenta en su web, utilizó “identidades falsas y huyó de ciudad en ciudad”. Su escapatoria terminó el 15 de febrero de 1995. Ese día, las autoridades llegaron hasta su domicilio y lo capturaron con al menos 100 códigos de celulares clonados. Aquel fue el inicio de su segundo ‘baño de fama’. Mitnick estuvo recluido hasta mediados del año 2000. Según se ha dicho, durante todo ese tiempo, le fue prohibido cualquier acceso a celulares y computadores. "El fiscal llegó a decir que me prohibieran el acceso a cualquier teléfono porque decía que silbando en el móvil podría provocar una guerra nuclear”, citó ‘El País’. Lo más llamativo es que, después de que en 1999 el reconocido ‘hacker’ aceptara los cargos de ‘fraude electrónico’, ‘fraude informático’ e ‘interceptar ilegalmente una comunicación por cable’, una especie de movimiento social se formó para clamar por su libertad.
“Free Kevin” era su principal bandera y “¿Por qué el FBI no persigue delincuentes de verdad”, una de sus proclamas más sonadas.
Finalmente, Kevin Mitnick fue liberado con una orden inicial que le impedía tocar cualquier teclado de un ordenador. Según contó en entrevistas pasadas, su primer trabajo tras dejar la cárcel fue en una radio local dando “las instrucciones” para que otros manejaran los equipos de computo.
Tiempo después, alrededor de 2003, esa restricción le fue levantada y pudo volver a sus andanzas. Ahora en los ‘límites’ que le permite la legalidad. Tras todo el revuelo que causó su caso, sobre el que se han llegado a hacer películas y libros, Mitnick lanzó su propia firma de ciberseguridad. El nombre, como ordenaba el peso de su reconocimiento global, lleva su apellido: ‘Mitnicksecurity’. Actualmente, según dice, sigue haciendo lo que le gusta: “detectar los fallos de seguridad”. Solo que ahora asesora a diversas empresas y gobiernos a nivel mundial. “Ayudo a mis clientes en lugar de causarles daño”, le dijo a ‘El País’ en 2008. Sobre los temas informáticos, el hombre de hoy 58 años ha escrito al menos cuatro libros. Además, sus charlas han sido infaltables en grandes eventos tecnológicos. En 2008, por ejemplo, estuvo de visita en Colombia en el II Foro Internacional de Seguridad Tecnológica Empresaria.
Su imagen, tras años de igual cantidad de señalamientos y apoyos, parece ser un buen reflejo del giro que ha dado la seguridad informática con el auge de las nuevas tecnologías. "Sigo siendo un ‘hacker’, pero un ‘hacker’ ético. Simplemente, los tiempos cambian y, aunque mantengo el mismo espíritu que cuando era joven y me dedicaba a reventar las redes de grandes corporaciones, se puede decir que he madurado", cerró Mitnick en su diálogo con ‘El País’.
Comentarios